¿CÓMO EVITAR EL ABURRIMIENTO EN LA PAREJA?
Es necesario modificar actitudes y cambiar algunas pautas externas
En las parejas que llevan conviviendo un cierto tiempo, cabe la posibilidad de que la rutina de lo establecido diariamente convierta la relación en una inercia carente de sorpresas. Los días pasan sin que nada nuevo suceda. Existe la sensación de que ya todo está dicho. El sexo ha dejado de ser una novedad, los silencios terminan pesando y se cree tener un conocimiento exhaustivo de las reacciones del otro. Sin duda, el aburrimiento amenaza con convertirse en el tercer compañero de viaje.
Pero el aburrimiento se puede evitar. Como emoción negativa, nos lleva a percibir la vida vacía y sin sentido; como actitud personal, conduce al bloqueo mental y paraliza la posibilidad de emprender iniciativas para salir de una situación rutinaria. Aunque hay personas con tendencia a convertir el aburrimiento en un estado de ánimo permanente, por lo general, estar aburrido es una sensación esporádica, relacionada con la apatía y la pobreza de vida afectiva y social en determinado momento. En cualquiera de los casos, el aburrimiento nubla las perspectivas de futuro, reduce las relaciones personales y disminuye el interés por el entorno. Por ello, conviene combatirlo. Lo harán con menos ganas las personas que se han establecido en la rutina y en un estilo de vida ritual que, al menos en apariencia, les proporciona seguridad y les evita riesgos. Esta actitud individual pudiera perjudicar, o beneficiar si así se quiere, a esa persona. Pero cuando se vive en pareja es muy posible que genere conflictos, personales y de pareja.
La relación individual con el aburrimiento
El aburrimiento es consecuencia de la falta de motivación. La motivación puede ser interior o exterior. Si es interior se identifica con los planes y proyectos, los gustos y aficiones de la persona, sus principios e inspiraciones profundas que mueven a la acción. Si es exterior, se trata más bien de estímulos o condicionamientos presentes en el entorno, las personas o las circunstancias que nos rodean.
Cuando existe motivación interior y exterior, el resultado final será positivo y satisfactorio. Si hay motivación interior pero el entorno no favorece, el individuo puede moverse en la búsqueda de sus objetivos, pero trabajosamente, y puede justificarse en ello para rendirse y no intentar; aunque si se esfuerza puede incluso cambiar y superar la situación que le era adversa. Si hay motivación desde fuera, pero falta el dinamismo interno, el individuo se mueve muy a su pesar y el movimiento suele ser de poca calidad y corta duración. Pero el entorno se puede convertir en algo verdaderamente atrayente para cambiar la actitud interna y cambiar la apatía por entusiasmo. Cuando faltan ambas motivaciones, el aburrimiento será una realidad inminente. Se puede caer en la total abulia, el sinsentido y hasta la depresión.
La pareja y el aburrimiento
Cuando ambas partes de una pareja gozan de dinamismo personal, se puede decir que, aunque las circunstancias repetitivas de la vida en pareja induzcan a la rutina, existe la posibilidad de que a base de comunicación y diálogo auténtico se introduzcan variables que hagan la convivencia más amena y llevadera.
Si uno de los dos carece de dinamismo, se convierte en un peso para la pareja que intentará tirar de la otra persona procurando iniciativas nuevas que funcionarán en un primer momento, pero por el esfuerzo extra que implican de la parte motivada, acabará por ser desgastante y terminará por rendirse y dejar de intentar.
En el caso de que ninguno de los dos posea el entusiasmo suficiente, la vida en pareja se convierte en una coexistencia tolerada que se caracteriza por compartir la satisfacción de las necesidades básicas para seguir viviendo de una manera aparentemente digna, pero evidentemente tediosa.
Ocurre muchas veces que, sin palabras, se establece una especie de acuerdo para vivir aburridamente juntos el resto de sus vidas, que más que promesa de un alentador proyecto de vida, parece más una condena; alguno de los dos, o los dos, buscan fuera la novedad, los estímulos que les devuelven las ilusiones y las ganas de vivir. No tiene que ser un amante. A veces es el trabajo, otras serán nuevas amistades no compartidas con la pareja; nuevos o viejos pasatiempos individuales, aficiones o adicciones. Es como si se experimentase que la auténtica vida, al menos la más estimulante, está fuera de la pareja.
Muchas veces, cuando no se soporta más el tedio y sin haberse producido situaciones extremas, la pareja se disuelve.
¿Cómo combatir el aburrimiento en la pareja?
En primer lugar, tiene que haber interés en combatirlo, en que se suavice la rutina y se reestablezca el entusiasmo por la convivencia. Los escépticos suelen ser poco dispuestos a los intentos por cambiar, bien porque cuando lo han intentado no ha funcionado, bien porque no quieren hacer cambios en su persona con la excusa de que la otra parte tampoco va a cambiar.
Para evitar el aburrimiento y asegurarse una mejor calidad de la convivencia, es necesario:
Modificar las actitudes interiores
Alterar algunas circunstancias externas
Cuando una pareja se involucra en este tipo de cambios, tanto en la actitud personal como en la modificación de las circunstancias y los hábitos, es imprescindible hablar sobre lo que se está intentando lograr con el fin de valorar el proceso, conocer cómo vive cada cual y estimar si es necesario rectificar o introducir otra serie de variables. Y de la misma manera que se valora el proceso conjunto, valorar el cambio individual. Para ellos debe existir el consenso de que cada cual tenga una cierta vida propia que procure una convivencia serena. Que dos personas se quieran supone, entre otras muchas cosas, la habilidad para crear espacios que faciliten que la otra persona sea ella misma, que tenga su propio espacio no compartido.